Así como recitaba el Padre Nuestro, el Papa Francisco era capaz de nombrarlos de corrido 70 años después de haberlos visto por primera vez en Viejo Gasómetro de Avenida La Plata: Blazina; Vanzini, Basso; Zubieta, Grecco, Colombo; Imbelloni, Farro, Pontoni, Martino y Oscar Silva. El San Lorenzo campeón de 1946 marcó un antes y un después en la vida de aquel niño Jorge Bergoglio, que pese a una vida de película, nunca se olvidó de su orígen y el amor por aquel equipo irrepetible.
Antes de comenzar su papado en 2013, Francisco tomó parte en muchas actividades en el club de sus amores y del que era el socio N°88235. Una de ellas fue la confirmación de un grupo de futbolistas juveniles que en aquel momento vivían en la pensión del Bajo Flores. entre los que se encontraba Ángel Correa, años después campeón de la Copa Libertadores con el conjunto azulgrana y campeón del mundo con la Selección Argentina en Qatar 2022. Ya en 2014, recibió a una comitiva del club, que le llevó la Copa Libertadores que había ganado el equipo unos meses antes por primera vez en su historia.
Pero San Lorenzo no fue el único nexo entre Francisco y el deporte. “Va a ser una guerra». Con tono serio, pero sin poder disimular que se trataba de una broma, el Papa Francisco se refirió a la manera en que iba a vivir con la Guardia del Vaticano el partido de la Selección Argentina ante Suiza por los octavos de final del Mundial 2014, un año después de haber iniciado su Papado. No fue una guerra, pero el triunfo agónico del equipo de Alejandro Sabella con un tanto de Di María en el minuto 119 y un posterior tiro en el palo de los helvéticos marcó, gracias al fútbol, «un momento tenso» entre el Papa argentino y los guardias suizos que debían velar por su seguridad.
Su amor por el fútbol le permitió proponer el denominado «Partido de la Paz», un amistoso con estrellas mundial que estuvo organizado por la iniciativa Scholas Occurrentes del Vaticano y la Fundación Pupi, creada por Javier Zanetti, ex jugador de la Selección Argentina. Si bien no concurrió al estadio Olímpico de Roma y sólo apareció en un video en el que destacó la importancia de «jugar en equipo» para que «la competencia, en lugar de ser guerra, se convierta en paz», en la previa recibió a Diego Maradona, invitado especial al acontecimiento. «Me da mucho placer que un argentino esté haciendo tan bien las cosas en un lugar tan importante como el Vaticano, después de haber tenido muchos papas que se preocupaban por la política y no a los chicos con hambre», opinó el Diez tras aquel encuentro en el que le regaló una camiseta argentina. Lionel Messi, Javier Mascherano y Carlos Tevez son otros de los futbolistas que tuvieron el honor de ser recibidos en el Vaticano.
Pero no sólo era fútbol. En pleno furor por la campaña «Black lives matter» en Estados Unidos, el Sumo Pontífice quiso sumar su granito de arena y promovió una reunión con una delegación de jugadores de la NBA para felicitarlos por sus acciones contra el racismo. Uno de los nexos entre el Vaticano y el sindicato de jugadores de la NBA fue el periodista Adrián Paenza, conductor del histórico programa «La Magia de la NBA», clave en la difusión de la Liga en sus primeros años en Argentina. «Me dijeron que me contactaron a mí porque a Francisco, cuando era Bergoglio, le encantaba mi programa», le contó Paenza a este diario en aquel momento.
Sergio Maravilla Martínez y Juan Martín del Potro fueron otros de los deportistas argentinos que tuvieron un encuentro especial con el Papa, a pocos meses de la asunción. En 2013, el boxeador le llevó su cinturón de campeón del mundo y mantuvo una charla sobre bullying y discriminación. En tanto, Del Potro conoció a Bergoglio cuando fue a disputar el Abierto de Roma 2013 a través de una gestión que llevó adelante la ATP y durante la reunión le regaló la raqueta con la que había ganado el US Open 2009 ante Roger Federer. El Papa, por su parte, le obsequió un rosario bendecido.
Pero la historia no quedó allí. Enterado de las recurrentes lesiones de muñeca que sufría el tenista, el Papa le hizo llegar a través de un emisario una foto bendecida: “Francisco le otorga una bendición apostólica a Juan Martín y su familia”. Del Potro ingresó al quirófano en su quinta operación con la imagen que le había enviado el Sumo Pontífice. Tras aquella intervención, el tandilense por fin pudo regresar al circuito y logró la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Río y la Copa Davis con el equipo argentino en la final en Zagreb ante Croacia.
Las medallistas olímpicas Luciana Aymar y Paula Pareto también tuvieron su visita papal. La mejor jugadora de hockey de la historia fue, en 2015, la primera mujer en plantar el olivo de la paz por iniciativa de Francisco. «Me voy con una emoción y una paz enorme por este encuentro», dijo Lucha en ese momento. La judoca, en tanto, lo conoció en 2024 cuando formó parte de una delegación del Comité Olímpico Argentino. Como en tantos ámbitos, el deporte no fue la excepción y, allí también, Francisco dejó su huella.