Escuchar música durante una relación sexual no solo es una práctica frecuente entre los argentinos, sino que también puede mejorar significativamente la experiencia. Así lo indica una reciente encuesta realizada por Gleeden, la plataforma de encuentros extramatrimoniales creada por y para mujeres, que relevó que el 62% de los argentinos considera que la música potencia su disfrute sexual.
Según el estudio, el 74% de los encuestados aseguró haber puesto música durante una relación íntima al menos una vez. Sin embargo, el contexto influye: uno de cada cuatro lo hace solo con amantes y no con su pareja estable, mientras que un 16% opta por lo contrario. También hay quienes eligen según la persona (12%) o su estado de ánimo (16%).
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En cuanto a los géneros más populares, el soul (22%), el jazz (21%) y el rock suave (17%) encabezan la lista de los más sensuales. En cambio, el reggaetón y la electrónica figuran entre los menos elegidos, con apenas un 9% de las preferencias cada uno, a pesar de su ritmo y contenido explícito.
Solo el 19% de los encuestados tiene una playlist especialmente creada para encuentros sexuales, aunque un 27% dijo tener una canción o artista que activa automáticamente su “modo seducción”. Además, un 12% confesó tener algunos temas infaltables, aunque no use listas formales.
La música, sin embargo, no siempre suma. El 27% reconoció haberse desconcentrado durante una relación íntima por culpa de una canción fuera de lugar, lo que evidencia la importancia de una buena selección musical en esos momentos.
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El vínculo entre música, deseo y conexión emocional
Diversas investigaciones en neurociencia respaldan esta conexión: escuchar música activa las mismas áreas cerebrales asociadas al placer, como el sistema dopaminérgico de recompensa. También estimula la liberación de oxitocina, conocida como la “hormona del apego”, que favorece la conexión emocional entre las personas.
En este contexto, la música no solo actúa como un estímulo sensorial, sino que también puede reforzar el vínculo emocional, intensificar el deseo y reavivar la pasión, ya sea en relaciones estables o en encuentros ocasionales.