lunes, 28 abril, 2025
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El Teatro Vera marca un nuevo hito en su histórica trascendencia regional

112 años tiene el edificio del Teatro Vera tal como lo conocimos antes de que cerrara sus puertas en 2020, aunque nació como  institución en 1861 (hace 164 años). Desde entonces, fue pionero entre los edificios culturales y marcó a Corrientes en un punto de trascendencia en la vida social y cultural de la región. Como un faro de cultura, con las renovaciones técnicas y edilicias, se alista para marcar otro hito de cara a su reapertura.

“Este escenario que ha recibido a tantos artistas, hoy vive su propia transformación”, anunció Lourdes Sánchez, la directora del Teatro Vera, a través de las redes sociales de la institución. En pocos segundos y con gran impacto visual, se pueden ver las obras de construcción por las cuales el escenario centenario que estaba desde sus inicios sostenido por 80 columnas de madera, fueron reemplazadas en su renovación por 24 de hierro, generando un espacio amplio para la utilería y la circulación.

En ese mismo piso del coliseo que atesora en su memoria las actuaciones de Los Niños Cantores de Viena, Maya Plisétskaya, del ballet de la Ópera de Kiev, Julio Bocca y Maximiliano Guerra, y que cobijó los estrenos de las películas de Chaplin y de Bergman, entre muchos otros eventos; se reemplazaron todas las luces de halógeno por led, se montó un nuevo sistema de sonido de última generación. El coliseo mayor de los correntinos encara una nueva etapa en su vida, y con un convenio entre aéreas gubernamentales, gracias a la incorporación de tecnología también personas no videntes, hipoacúsicos y con otras capacidades diferentes podrán disfrutar del arte y el espectáculo en sus instalaciones. La inclusión, algo con lo cual ni se soñaba en los albores del siglo XIX cuando nació el Teatro, impulsa con la tecnología todo el talento que existe en la región a un salto hacia el futuro.

Ecos de otros tiempos

Cuando hacia fines de 1850 las calles de la ciudad comenzaban a ser empedradas, y circulaban por ellas carros, carruajes, tranvías tirados por caballos y las primeras bicicletas, en Corrientes ya se representaban obras de teatro.

Según relatos del francés Alcides D´orbigny de 1827, las primeras de estas representaciones teatrales fueron dadas en la Plaza Mayor (actual 25 de Mayo). Y continuaron desarrollándose, en especial en fechas cívicas y celebraciones religiosas, cuando en las calles se ornamentaban con arcos de flores y lamparitas.

En 1857, el gobernador Juan Pujol donó una fracción del solar de los Dominicos ( en la manzana en la que se emplaza la actual Municipalidad de Corrientes), para la construcción de un teatro, cuyo proyecto se encomendó a Nicolás Grosso, quien contó con la colaboración del pintor Fontenau.

“La sociedad correntina saludó entusiasta el proyecto, que había comenzando a albergar, al presenciar las obras en la Plaza Mayor, el deseo de contar con un teatro.

En realidad, según los registros oficiales de la provincia, por una ley del 26 de abril de 1845, se había otorgado solamente una parte del antiguo terreno de la Hospedería de los Dominicos, ya que otra parte se había vendido y adjudicado sus fondos para la obra del templo de Nuestra Señora del Rosario (Iglesia Catedral).  La obra del teatro avanzó en su planta baja durante 1858, y en la alta (que se hizo con paredes de doble ladrillo), en 1859”, relatan Ramón Gutiérrez y Ángela Sánchez Negrette en su segundo tomo de la “Evolución urbana y arquitectónica de Corrientes”.

Un hito entre Buenos Aires y Asunción

“Lo primero que hay que destacar del Teatro Vera tiene que ver con la importancia que tiene para la región, no solo para Corrientes. Si consideramos que Resistencia como ciudad se fundó en 1878, el teatro Vera ya existía desde hacía 18 años antes. Entonces entendemos que la ciudad tiene un teatro desde 1860, con un edificio de grandes dimensiones y una estructura bastante parecida a la que se encuentra actualmente, se toma significación de su relevancia”, reflexionó Gabriel Romero, ex presidente del Instituto de Cultura y actual decano de la facultad de Artes de la UNNE.

Esa decisión de contar con un teatro de relevancia en la ciudad aún antes del 1900 “habla de que había un público, un interés y una circulación de artistas en un circuito intermedio entre Asunción y Buenos Aires. Junto con el teatro de Goya, que se funda 15 años después del Teatro Vera, hay una interacción que vale la pena destacar”, enfatizó Romero.

Hospital de combate y replanteo edilicio

A fines de 1863 se hablaba de la necesidad de reparar los techos del teatro y a la vez, se arregla la plazoleta del frente, como contribución al embellecimiento de la ciudad.

Por falta de uso y mantenimiento, el 1864 se reclama la intervención de la municipalidad para su arreglo. Pero, si bien los trabajos se encararon,  los acontecimientos de la guerra con el Paraguay significaron un corte brusco en las actividades, ya que el edificio fue destinado a recibir heridos de combate.

El deterioro debió ser muy grande luego de ese periodo, ya que en 1869 quedó en ruinas, y aunque lo repararon,  1873 el frente se estaba por caer. Pudo durar hasta 1909, cuando se demolió para construir el actual.

“Este edificio original de 1860 tuvo reformas importantes hacia 1890, en los cuales se ajustaron muchos elementos. Se cambió, sobre todo, la fachada, que estaba hacia atrás. Se la acerca a la línea municipal, con un estilo neoclásico.

Pero finalmente en 1913 se replantea todo el edificio a través de un proyecto de los arquitectos Locatti y Milanesse, que son quienes que le van a dar esa impronta de calidad a la obra en los detalles, en la escala y en las características constructivas, y sobre todo con  esta cúpula corrediza que le va a dar el gran detalle que no se conoce, – o no lo tenemos claramente presente si existe en otro lugar de la Argentina-  con un techo de estas características”, destacó Romero.

Los primeros corsos, calles con adoquines y clubes sociales

Los historiadores destacan para ese tiempo el apogeo en la vida social y cultural, que también dio paso al nucleamiento para la formación de clubes sociales, instituciones benéficas y asociaciones, que sentaron las bases para la formación de los partidos políticos y representación de los intereses de diversos sectores. Los centros de mayor importancia fueron el Club Progreso, y el Club Social, La Sociedad Italiana, la Sociedad Española y el Club Porvenir, entre otros.

Comenzaron también los primeros corsos, fiestas populares en que la diversión consistía en juegos con pomos llenos de delicadas esencias, que las señoritas devolvían con flores y confites.  También se realizaban bailes de mascaras y serenatas.

Estas fiestas fueron consolidando las primeras comparsas, que en 1870 eran “sociedad de negros mineros”, “hijos de marte” y “familia extravagante”, para competir en concursos de bailes, canciones y trajes.

El ferrocarril apareció en 1874, el tren económico por su parte se trasladó desde la plaza Cabral hacia el antiguo “pisito”, y en 1882 se sancionó una ley que autorizaba a la municipalidad de corrientes a establecer un tranvía.

El acelerado crecimiento demográfico y los cambios en la constitución social de la ciudad, hizo prever una renovación en las obras públicas y en las construcciones.

Por las calles de la ciudad circulaban los tranvías, pero también carruajes, carros de cuatro y dos ruedas, bicicletas, y el tradicional caballo. Había carruajes particulares y de alquiler, administrados por cocherías con tarifas establecidas. A medida que se incrementaba el uso de la bicicleta, disminuía el de los caballos. En 1857 se había establecido que no se podía galopar en la ciudad, excepto los médicos, escribanos públicos, correítas y agentes de policía.

En el paisaje urbano aparecen cercas, veredas, paseos públicos y la arquitectura clasicista italiana expresa la nueva moda.  El adoquinado se inicia en 1889 con piedras traídas de Montevideo.

“La provincia de Corrientes iba a tener un conjunto de teatros a lo largo de todo su territorio, de los cuales el más antiguo en funcionamiento es el de Goya, que es de 1875”, recordó Romero.

Un salto hacia el futuro

“El teatro Vea pasó por diferentes etapas: muchas de gloria, otras también oscuras. En algún momento de su historia tuvo alojada a gente que vivía allí, y en otros períodos solo funcionó como cine. Y desde hace muchos años, fue recuperando las características arquitectónicas y de programación que pudimos conocer hasta esta última intervención, donde se propuso ponerlo en valor”, apuntó Romero.

Esas otras intervenciones tuvieron lugar en los años 80, cuando se incorporaron nuevas luces, y la restauración integral del 2005, cuando se cambiaron pisos y butacas.

Ahora, con nuevos sanitarios, ascensores, salas de ensayo y alta tecnología, el Vera se encamina a su inauguración, prevista para las galas patrióticas del 9 de julio. Marcará un nuevo hito en su historia, y durante los actos que estrenen las remodelaciones quizás puedan escucharse ecos que vienen desde mediados del 1800, cuando las obras se representaban en la plaza Mayor y los correntinos de entonces anhelaban un teatro.

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