martes, 22 abril, 2025
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Dólar a $1.000: el Gobierno piensa tomar más deuda para cumplir con la meta de reservas del FMI

Argentina y el Fondo Monetario Internacional (FMI) firmaron un acuerdo bajo la Facilidad Extendida (EFF) por u$s20.000 millones a 48 meses, con el objetivo de fortalecer las reservas del Banco Central (BCRA), flexibilizar el régimen cambiario y sanear su balance. La meta clave es acumular u$s5.000 millones en reservas netas para junio de 2025, dentro de un objetivo anual de u$s8.900 millones, desde un déficit de u$s9.500 millones.

Para lograrlo, de forma indulgente, el FMI permite recurrir a acuerdos de recompra (repos) y emisión de deuda, una estrategia que el Gobierno prioriza para evitar compras de dólares en el mercado cambiario dentro de la banda ($1.000-$1.400), interviniendo solo si el tipo de cambio toca $1.000, como afirmó el Presidente. Esta dependencia de la deuda posibilita «dormir» el tipo de cambio —manteniéndolo estable— mientras se cumplen las metas del FMI, pero genera dudas sobre la sostenibilidad financiera en un contexto de estrictas condiciones macroeconómicas.

El acuerdo arrancó con un desembolso de u$s12.000 millones, elevando las reservas brutas del BCRA a u$s36.799 millones al 15 de abril, el nivel más alto en dos años. Se sumaron u$s1.500 millones de organismos multilaterales (Banco Mundial y BID) y, atención, un repo de u$s2.000 millones con bancos privados, según el ministro de Economía, Luis Caputo. Federico Furiase, director del BCRA, confirmó que este repo, en fase final de negociación, refuerza las reservas y da credibilidad al esquema cambiario de bandas, destacando que los u$s15.500 millones iniciales (FMI y multilaterales) más el repo son una “potencia de fuego” para estabilizar la economía. Para junio, se esperan u$s4.100 millones adicionales (u$s2.000 millones del FMI y u$s2.100 millones de otras entidades) y u$s3.500 millones en el segundo semestre. Sin embargo, las reservas netas, negativas en u$s9.500 millones antes del acuerdo, son el desafío principal, y la estrategia de endeudamiento busca compensar la limitada acumulación orgánica de divisas.

La banda cambiaria, el dólar de reserva y la expectativa

La deuda permite al Gobierno evitar intervenir en el mercado cambiario dentro de la banda, alineándose con la postura de Milei de comprar dólares solo si el tipo de cambio cae a $1.000. Con el tipo de cambio oficial aún en $1.095, esta decisión retrasaría las compras de divisas, manteniendo el dólar relativamente estable o “dormido” dentro de la banda.

Esto reduce la presión sobre el BCRA para acumular reservas orgánicamente, ya que los repos y la posible emisión de bonos proveen los dólares necesarios para cumplir las metas del FMI. Sin embargo, esta estrategia depende de la capacidad del Gobierno para gestionar nuevas obligaciones financieras.

El FMI fijó metas trimestrales de reservas netas para 2025: u$s2.387 millones al 31 de marzo, u$s3.061 millones al 30 de junio, u$s4.726 millones al 30 de septiembre y u$s5.173 millones al 31 de diciembre, con un objetivo anual ajustado de u$s4.000 millones. El FMI proyecta reservas brutas de u$s47.700 millones a fin de 2025, frente a u$s22.603 millones en 2024, pero la dependencia de la deuda plantea riesgos si el tipo de cambio no se alinea con las necesidades de acumulación.

Los repos, como el de u$s2.000 millones negociado con bancos privados, son préstamos a corto plazo respaldados por activos, generalmente bonos soberanos, que el BCRA debe recomprar. Furiase destacó que esta operación fortalece la cobertura de pesos con reservas, diferenciándose de programas previos que financiaban déficits fiscales. No obstante, los repos incrementan las obligaciones financieras y dependen de la confianza de los acreedores.

La emisión de deuda, otra herramienta permitida, implica colocar bonos en mercados internacionales o domésticos, pero las condiciones globales —afectadas por tensiones comerciales y aranceles de la administración Trump— reducen la demanda por activos argentinos. La deuda en pesos podría elevar las tasas de interés y complicar la refinanciación. Al recurrir a estas opciones, el Gobierno puede estabilizar el tipo de cambio sin intervención directa del BCRA, pero a costa de una mayor carga financiera que podría tensionar el balance del banco central a mediano plazo.

El FMI impone condiciones estrictas para respaldar esta estrategia. El BCRA no puede financiar al Tesoro, limitando su rol en el mercado cambiario a la acumulación de reservas, lo que implica un marco monetario basado en el control de agregados monetarios y tasas de interés reales positivas. El FMI exige una política cambiaria más flexible, eliminando gradualmente los controles de cambio para alinear el tipo de cambio con los fundamentos económicos y apoyar la desinflación. La estrategia de “dormir” el tipo de cambio, habilitada por la deuda, podría entrar en tensión con estas demandas si el tipo de cambio no refleja las necesidades económicas, desincentivando exportaciones. Además, el acuerdo obliga a recomprar Letras Intransferibles del Tesoro en poder del BCRA, valuadas en u$s23.561 millones (valor nominal de u$s69.363 millones), convirtiendo deuda interna en externa y agravando la carga financiera sin reducir significativamente el endeudamiento.

El FMI y la política fiscal y monetaria

La disciplina fiscal, con un superávit primario obligatorio de 1,3% del PBI en 2025 ($10,52 billones a fin de año), busca reducir la presión sobre el mercado cambiario, pero la estabilidad del tipo de cambio podría desincentivar a los exportadores, que enfrentan un dólar menos competitivo, afectando la oferta de divisas. El FMI exige una cobertura del 95% de la Asignación Universal por Hijo (AUH) y la Tarjeta Alimentar para proteger a sectores vulnerables, pero el aumento de la deuda plantea preguntas sobre la sostenibilidad a largo plazo.

El contexto global, con disputas comerciales y proteccionismo estadounidense, encarece el financiamiento, y aunque el riesgo país ha bajado, sigue elevado. El FMI proyecta superávits comerciales de u$s5.000 a u$s10.000 millones anuales en reservas a mediano plazo, pero la inflación persistente y la incertidumbre global podrían frenar este impulso.

Las metas de reservas enfrentan revisiones trimestrales en junio, septiembre y diciembre de 2025, y marzo de 2026, con desembolsos de u$s700 millones en cada una de las siete revisiones hasta 2029. El incumplimiento podría suspender los desembolsos, presionando las reservas y el tipo de cambio. Históricamente, Argentina ha tenido dificultades para cumplir metas de reservas: en 2023, el gobierno de Alberto Fernández falló debido a la sequía, y en 2024, Milei superó metas fiscales, pero no las de reservas netas. El economista Orlando Ferreres advirtió que un tipo de cambio “dormido” podría ser “inconveniente” si desincentiva exportaciones, complicando la acumulación orgánica de reservas y reforzando la dependencia de la deuda.

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