miércoles, 16 abril, 2025
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Argentina, un país clave en la región

Scott Bessent, el quinto hombre en la sucesión presidencial de los Estados Unidos, hombre de peso en el Gabinete de Donald Trump, arribó al país en un claro gesto de respaldo al Gobierno argentino. Lo hizo en coincidencia con la apertura de los mercados, luego del anuncio del fin del cepo cambiario, dando la pauta del interés geopolítico que despierta el alineamiento internacional del país.

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En un viaje relámpago y de gran relevancia por el turbulento contexto global y por los cambios en la economía local, ayer por la mañana llegó a Buenos Aires el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent.
Más allá del peso propio de la visita, el viaje adquiere particular relevancia por dos hechos concretos. Bessent llega al país en medio de la tensión comercial global, que se disparó luego del anunciado esquema arancelario del Gobierno del que forma parte y que encabeza Donald Trump. No solo eso: desembarcó en el primer día de una Argentina sin cepo y en medio del debut del nuevo programa económico de Javier Milei, luego del nuevo acuerdo con el FMI que se anunció el viernes.
La respuesta de los mercados de ayer pareció sonreír a la nueva etapa del plan económico, en la que influyó el indisimulable blindaje que se advierte por parte de la primera potencia del mundo.
La visita duró unas 12 horas y no fue una gira por la región. El Secretario del Tesoro, el quinto en la sucesión presidencial estadounidense, viajó solamente al país y luego regresó a Washington, al Gabinete que negocia con buena parte del mundo los nuevos esquemas comerciales que pretende Trump. En medio de vaivenes, el rol del enviado del Presidente de los Estados Unidos tomó nueva relevancia inusitada en las últimas horas.
Bessent llegó en un avión privado del Gobierno norteamericano. En un segundo vuelo privado habrían llegado Robert Citrone, inversor «billionaire» y fundador del Grupo Discovery, con activos en el país y viejo conocido del ministro Luis Caputo; Matt del Orfano, el experto en economía argentina de Citrone; Matt Schlapp, presidente de la Conferencia de Acción Política Conservadora (Cpac) y muy cercano a Trump; y Soledad Cedro, CEO de Cpac Argentina y socia en Tectic, empresa de lobby de Estados Unidos.
La visita y las condiciones en las que se realiza configuran un claro respaldo a la gestión de Milei, quien asoma como el principal aliado de la gestión Trump en la región. Pero, más allá de eso, ¿a qué vino Bessent al país?
Hay distintas versiones, más allá de la agenda formal, que incluyó un encuentro con Milei y Luis Caputo a las 11; un almuerzo con empresarios y CEO de multinacionales en el Palacio Bosch, la residencia del Embajador de Estados Unidos en el país; y otros encuentros con el equipo económico.
«Hay un elefante en el cuarto y nadie está hablando de él: Bessent no viene a pasear en medio de este lío global. Se tomó el día para venir y algún anuncio habrá», aseguró, desde Estados Unidos, una fuente con amplio conocimiento de las negociaciones de ese país con Argentina.
La estatura del Jefe del Tesoro en el Gabinete se evidencia, por caso, en que Trump lo eligió para encabezar, junto a Jamieson Greer, el representante comercial de Estados Unidos, el diálogo con Japón y Corea del Sur, los primeros dos grandes socios comerciales con los cuales la Casa Blanca negocia una potencial reducción de aranceles.

Agenda

La llegada del influyente funcionario incluiría un refuerzo de financiamiento para la Argentina a través de una línea de crédito especial. Una idea que está en la mesa de conversaciones con el Gobierno argentino. No es la primera vez que ocurre: en 1995, Estados Unidos le dio a México unos 20.000 millones de dólares en medio de la crisis del Tequila a través de su Exchange Stabilization Fund (ESF, o Fondo de Estabilización Cambiaria); y en 2002 el mismo esquema, aunque con menos dinero, se usó para rescatar a Uruguay.
Según el documento ESF Credit Arrangements, 1972-2002, del Tesoro estadounidense, el país accedió a ese esquema en 1995, por 1.000 millones de dólares, pero como garantía para un crédito del Banco de Pagos Internacionales (BIS); y algunas veces en los ’80, pero por montos menores.
De un esquema en ese sentido habría comenzado a hablar Bessent con Caputo, en Washington, cuando el ministro acompañó a Milei al evento de Cpac en el que se reunió con Milei, en febrero pasado.
El Secretario del Tesoro, además, tiene muy buena relación con el segundo de Economía, el chileno José Luis Daza, de quien fue inversor en el hedge fund QFR Capital Management, del que también fue parte Demian Reidel, jefe de asesores de Milei.
Si bien no se habló de posibles montos, fuentes al tanto de las conversaciones aseguraron que Estados Unidos quiere bajar la influencia de China en la Argentina y, en ese contexto, podría analizar un préstamo para que el país cancele definitivamente el swap con China.
No es una cuestión simple. El swap de monedas vigente entre el Bcra y el Banco Popular Chino es por casi 18.000 millones de dólares, el más grande que tiene el país asiático en el mundo en este momento. Representa el 70 por ciento de los 24.657 millones de dólares de reservas brutas que tenía el país hasta antes del acuerdo con el FMI, y fue renovado por un año, según se anunció la semana pasada.
¿Podría haber ahora un primer anuncio, para luego avanzar a un esquema de reemplazo? No hay nada descartado.
También se habló, como parte de una negociación amplia, de firmar un acuerdo de provisión de minerales críticos, como el litio, que la Argentina tiene en abundancia, y «tierras raras», vitales para muchos componentes electrónicos e informáticos.
Más allá de las dudas al respecto, está claro que es un tema de la agenda. Tres días después de asumir, el número uno del Tesoro viajó a Ucrania a negociar con Volodímir Zelenski el control de todas sus reservas de minerales estratégicas y tierras raras a cambio de los 185.000 millones de dólares que la Casa Blanca le prestó a Ucrania para enfrentar la invasión rusa.
Los aranceles también están en el centro de la discusión. Así, otra versión de los últimos días indicó que el funcionario de Trump podría llegar con un acuerdo de «arancel cero» para un grupo de productos.
Quienes abonan esa teoría creen que Estados Unidos tenía en carpeta hacerlo para mostrar un país con el que se pudo negociar rápido.
En ese sentido, el representante comercial estadounidense ante el Senado, Jamieson Greer, mencionó a Argentina como una Nación dispuesta a acompañar la política de Estados Unidos mediante la flexibilización de sus propias restricciones comerciales.
Pero horas después de esas declaraciones, Trump comunicó la pax arancelaria por 90 días, con lo cual un anuncio puntual en ese sentido podría complicar la negociación global y, sobre todo, con los países.
Las patentes de los laboratorios, las trabas para importar y las falsificaciones de primeras marcas norteamericanas son el eje de las exigencias de Estados Unidos a la hora de negociar cuestiones arancelarias.

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