miércoles, 26 marzo, 2025
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Ahora Europa sabe cómo la considera el equipo de Trump a sus espaldas: Patética

BRUSELAS.- Los funcionarios del gobierno de Donald Trump no han ocultado su desdén por Europa, pero parece que en privado su desprecio es aún más explícito.

Ante la difusión de partes de una conversación que mantuvieron altos funcionarios del gobierno de Trump en la aplicación de mensajería Signal, los europeos reaccionaron con una mezcla de enojo y exasperación. La charla, sobre los planes de Estados Unidos para atacar Yemen, estuvo repleta de comentarios que pintaban a los europeos como parásitos geopolíticos, y fue publicada el lunes en The Atlantic, cuyo editor había sido inadvertidamente incluido en la conversación.

“Odio tener que rescatar a los europeos otra vez”, escribió el vicepresidente norteamericano, J.D. Vance, para luego asegurar que un ataque a Yemen beneficiaría mucho más a Europa que a Estados Unidos.

“Comparto plenamente tu desprecio por el garroneo europeo”, le respondió más tarde el secretario de Defensa, Pete Hegseth. “Es PATÉTICO”.

El supuesto chat filtrado.

El intercambio parece mostrar sentimientos y juicios reales: que los europeos son unos garroneros y que cualquier acción militar de Estados Unidos, sin importar cuán claramente también sea por el propio interés de Estados Unidos, de alguna manera también debería ser pagado por otros beneficiarios.

Un integrante de ese grupo de chat identificado como “SM” —al parecer Stephen Miller, uno de los máximos asesores de Trump—, sugiere entonces que tanto Egipto como “Europa” deberían compensar a Estados Unidos por esa operación en Yemen. “Si Europa no retribuye, ¿entonces qué? Si Estados Unidos, a un gran costo, logra restablecer con éxito la libertad de navegación, a cambio tiene que extraer algún tipo de beneficio económico”, escribió SM.

El evidente desprecio de los funcionarios de gobierno por los protocolos de seguridad al mantener esa conversación, que incluía detalles operativos militares, en una aplicación de chat pública, por más que sea encriptada, de inmediato despertó la preocupación de que Rusia y China también estuviesen escuchando.

“Putin se quedó sin trabajo: espiar ya no tiene sentido”, escribió la parlamentaria europea Nathalie Loiseau en la red social X, y agregó que ahora las filtraciones llegaban directamente de los propios norteamericanos. “Tampoco tiene sentido que siga aplastando a Ucrania, porque de eso se va a ocupar Trump”.

Los comentarios vertidos en ese intercambio entre funcionarios es apenas el golpe más reciente a una de las alianzas más importantes del mundo, que tardó generaciones en forjarse y consolidarse y que ahora el gobierno de Trump ha logrado debilitar en cuestión de semanas.

“Queda claro que la relación transatlántica tal como la conocíamos no existe más, y que lo que queda, en el mejor de los casos, es indiferencia y desprecio”, dice Nathalie Tocci, directora del Instituto de Relaciones Internacionales, Italia, y exasesora de un alto funcionario de la Unión Europea. “Y en el peor de los casos, que no se diferencia tanto, lo que hay es un intento concreto de debilitar a Europa”.

La Unión Europea (UE), en muchos sentidos, representa la antítesis de los principios que impulsan Trump y sus colegas. El bloque regional está construido en torno a la adopción del comercio internacional basado en reglas. La UE también ha estado a la vanguardia de las regulaciones relacionadas con el cambio climático y de las protecciones para los usuarios de redes sociales.

Un hombre y varios niños se encuentran entre los escombros de un edificio derrumbado en el lugar de un supuesto ataque aéreo estadounidense en Saná, la capital de Yemen controlada por los hutíes, el 24 de marzo de 2025.MOHAMMED HUWAIS� – AFP�

Europa ya estaba en alerta desde que Vance dio su discurso en la Conferencia de Seguridad de Múnich del mes pasado, donde cuestionó los valores y la democracia europeas, dejando pasmados a los mandatarios europeos. Y no conforme con eso, Vance luego advirtió que Europa estaba en riesgo de un “suicidio civilizacional”.

Si la relación entre Estados Unidos y Europa fuera meramente transaccional, para los europeos sería relativamente fácil gastar más en sus fuerzas militares y regalarle a Trump algún tipo de victoria, dice François Heisbourg, analista francés y exfuncionario de defensa.

Pero en el discurso de Vance en Múnich donde atacó a la democracia europea, por no hablar del nuevo intercambio que se hizo público con la difusión de los chats, la aversión del gobierno de Trump hacia Europa excede en mucho el plano transaccional.

“Vance fue muy claro: No compartimos los mismos valores”, apunta Heisbourg.

Heisbourg y otros expertos, como Anna Sauerbrey, editora de temas internacionales del diario alemán Die Zeit, señalan que la exigencia explícita de pago —en vez de solo el reclamo de apoyo político y militar, como ocurrió en Irak y Afganistán— es algo nuevo. Sauerbrey agrega que ese argumento parece desconocer “que Estados Unidos depende del comercio global”, y que “Francia, el Reino Unido y los Países Bajos han desplegado buques en la región”. Los norteamericanos, señala, “pasan constantemente por alto los esfuerzos de Europa”.

“China, por ejemplo, recibe la mayor parte de sus importaciones de petróleo a través del Estrecho de Ormuz, y envía gran parte de sus exportaciones a Europa por la misma ruta marítima. Sin embargo, a China nadie le está reclamando que pague”, apunta Tocci.

Hace meses que Washington hace declaraciones mordaces y toma medidas contra Europa.

Trump ha dejado en claro que quiere quedarse con Groenlandia, territorio semiautónomo de Dinamarca, por más que los líderes europeos le adviertan que defenderán su integridad territorial. Esta semana, Usha Vance, esposa de Vance, y Mike Waltz, asesor de seguridad nacional norteamericano, irán de visita a la isla, sin haber sido invitados, aclara el gobierno de Groenlandia, y se espera una encendida reacción pública ante la visita.

Trump también ha advertido repetidamente que Europa debe poner más dinero para garantizar su propia defensa, amenazó con no ayudar a las naciones que no aportan lo suficiente, y se ha distanciado drásticamente de Ucrania. En simultáneo, ha presentado planes para imponer fuertes aranceles a Europa y ha sostenido que la UE fue creada para “joder” a Estados Unidos.

Christel Schaldemose, política danesa y miembro de centroizquierda del Parlamento Europeo, dice que la forma en que Estados Unidos se viene refiriendo últimamente a la UE en general “no ayuda para nada”.

“¿Y si empezamos a hablar como aliados y no como enemigos?”, se pregunta Schaldemose.

Aunque los líderes europeos intentan preservar los lazos amistad, también se apuran para aumentar su gasto en defensa, conscientes de que reemplazar las capacidades militares norteamericanas de la noche a la mañana sería casi imposible.

El Pentágono visto desde el Monumento Conmemorativo de la Fuerza Aérea de EE.UU. el 24 de marzo de 2025 en Arlington, Virginia. CHIP SOMODEVILLA� – GETTY IMAGES NORTH AMERICA�

Este jueves se reunirán en París para hablar sobre Ucrania, y los ministros de Asuntos Exteriores de la OTAN se reunirán a principios del próximo mes para analizar los avances en ese tema.

Los europeos también se esfuerzan por alcanzar un acuerdo comercial con Estados Unidos. El martes, el comisionado de Comercio de la UE viajará a Washington para reunirse con sus homólogos norteamericanos.

Pero frente a la actitud cada vez más hostil de Estados Unidos hacia Europa, los funcionarios del viejo continente también evalúan un futuro en el que la preciada relación transatlántica, base de décadas de relativa paz y prosperidad, podría no volver a ser la misma.

De todos modos, la filtración del chat grupal subraya por qué el divorcio tal vez sea inevitable: Estados Unidos ya no es el aliado confiable que era antes, ni de palabra ni en los hechos.

Es sumamente inusual, y posiblemente ilegal, que se discutan sensibles planes militares en una aplicación de mensajería, en vez de hacerlo por un medio de comunicación más seguro.

A partir de ese desprecio por los procedimientos de seguridad normales “los aliados se mostrarán muy reacios a compartir sus análisis y su información de inteligencia”, argumenta Ben Hodges, excomandante de las fuerzas de Estados Unidos en Europa. Salvo que se produzca algún cambio importante, “la gente dará por sentado que en Estados Unidos no se puede confiar”.

Jeanna Smialek y Steven Erlanger

Traducción de Jaime Arrambide

The New York Times

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