POLÍTICA
Traicionó sus valores, minimizó la violencia y se alineó con los piqueteros terroristas de izquierda.
Victoria Villarruel enloqueció y traicionó los valores que la llevaron a la vicepresidencia. En una declaración insólita, calificó la violenta manifestación de ayer como un «ejercicio de la democracia» y se solidarizó con los piqueteros terroristas de izquierda que atacaron a la policía.
Mientras el gobierno denunciaba un intento de golpe de Estado orquestado por el kirchnerismo y respaldaba el accionar de las fuerzas de seguridad, Villarruel decidió alinearse con los violentos.
Caos en el Congreso: la violencia desatada por barras y militantes
Lo que comenzó como una protesta de jubilados se convirtió en una batalla campal cuando grupos de barrabravas y militantes políticos se infiltraron en la manifestación. La policía detuvo a 124 personas en medio de un escenario de destrozos, agresiones y caos absoluto. Lejos de condenar con firmeza los hechos, la vicepresidenta relativizó la violencia y equiparó a los agresores con los agentes de seguridad que pusieron el cuerpo para restaurar el orden.
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Mientras el gobierno de Javier Milei denunciaba la manifestación como un ataque directo contra la estabilidad del país, Villarruel optó por una postura ambigua y contradictoria. “La violencia no es el camino, pero el derecho a manifestarse es parte de la democracia”, afirmó, minimizando los ataques a la policía y dejando en evidencia su desconexión con la realidad.
Villarruel traiciona a su electorado y legitima el caos
La tibieza de Villarruel desató indignación entre sus propios votantes, quienes la eligieron por su discurso firme contra la violencia callejera. Su intento de mostrarse como una figura conciliadora no solo la aleja de Milei, sino que la deja en una posición incoherente y errática.
Mientras el presidente y sus ministros dejan en claro que no permitirán que el país sea rehén de piqueteros y mafias organizadas, la vicepresidenta parece haber cambiado de bando.
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Justicia garantista y un mensaje de impunidad
Como si la situación no fuera lo suficientemente grave, la jueza Karina Andrade decidió liberar a la mayoría de los detenidos en un acto de garantismo extremo que solo alienta a la repetición de hechos violentos. El gobierno ya anunció que tomará medidas contra la magistrada, mientras que el ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, anticipó una denuncia ante el Consejo de la Magistratura.
En este contexto, las declaraciones de Villarruel no solo debilitan al oficialismo, sino que envían un mensaje de confusión y desorden. ¿Acaso la vicepresidente prefiere quedar bien con la izquierda piquetera antes que respaldar la firmeza del gobierno? Su postura errática abre un interrogante sobre su futuro político y deja en claro que, en el momento más crítico, decidió darle la espalda a quienes la llevaron al poder.
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