domingo, 2 marzo, 2025
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El Gobierno no quiere urnas hasta octubre

La estrategia del gobierno es la pulverización de cualquier construcción de poder que pueda enfrentarlo en la gestión y, en los meses que viene, en las elecciones de renovación legislativa. La táctica es extender los plazos y llevarlos a lo más tarde posible en el año.

Guillermo Francos se lo explicó a los senadores con quienes se sacó una foto el miércoles pasado. “Queremos ir directamente a las elecciones generales de octubre”. Es decir, sin la intermediación resbaladiza de las primarias PASO.

El objetivo es impedir que la oposición pueda rehacerse de la crisis en que la sumió el proceso electoral de 2023, de la cual sólo se ha salvado el peronismo cristinista, que parece blindado ante cualquier riesgo de división.

Otra herramienta – clásica en los gobiernos débiles – es embarcar a la política y, de paso, a la sociedad, en discusiones de temas sobre los que hay apoyos y disidencias que atraviesan a todos los sectores. Lo hicieron gobiernos anteriores con la despenalización del aborto, por ejemplo – Macri y los Fernández-.

Las fuerzas que lo hicieron presidente a Javier Milei (el voto de Cambiemos, que retuvo en un altísimo porcentaje para tumbar al peronismo en el ballotage) quedaron deshilachadas. Ese estado de la oposición amigable que le ha permitido al oficialismo pasar el año con un Congreso dócil ha consentido sus excesos cesaristas y le ha permitido una gestión por la vía de emergencias y DNU.

A la hora de ir a las urnas, sin embargo, esa fragmentación se le vuelve en contra. Cree poder compensar ese pasivo con los futuros resultados de la gestión y para eso necesita tiempo, el mayor tiempo posible antes de ese examen en el cuarto oscuro.

El peronismo también en tensión

El objetivo de ganar tiempo tiene un adversario serio en el distrito CABA que gobiernan los Macri, quienes ya han advertido que los Milei tiene la intención de destronarlos del poder en el principal distrito que gobierna el PRO.

La herramienta más eficaz para contrariar el proyecto de Olivos es adelantar las elecciones locales a legisladores y comuneros lo máximo posible. Hoy la fecha negociada con el peronismo de CABA, cuyos votos son necesarios para una suspensión de las PASO, es el 11 de mayo. Si eso se logra, el macrismo porteño irá a las elecciones con una fuerza competitiva, que en cambio puede perder si las elecciones se demoran.

El peronismo del distrito, por su lado, cree beneficiarse también del adelantamiento porque separa esas elecciones locales del debate interno por la integración de listas de candidatos nacionales para octubre.

Su intención es explotar la tensión que existe entre el peronismo de CABA, santuario del fernandismo que gobernó el país hasta 2023, y el peronismo de Cristina de Kirchner, jefa del partido en el orden nacional.

¿Y la foto con Trump? Se la voy a deber

El instrumento para lograr esa pulverización es quebrar todas las lealtades en los partidos de la oposición amigable y servir como instrumento de la división interna.

Confía en dos supuestos: 1) que el gobierno desborda de popularidad y puede mejorar cualquier oferta electoral de cualquier partido; 2) que su programa para la economía expresa la misma intención que tenían, de diversos modos, cuatro de los cinco candidatos en la primera vuelta electoral de 2023.

Ese consenso le permite confiar en que el 29% de los votos de Milei en aquella ronda electoral escalaron hasta un respaldo hoy imbatible en el mercado electoral. La otra herramienta es confiar en la publicidad como programa.

La producción y difusión de narrativas optimistas y estereotipos estridentes a través de la comunicación aparece como la principal tarea pública del gobierno. En la semana que pasó el gobierno buscó, a este respecto, producir tres fotos.

Una, la más importante, mostrarlo al presidente junto a Donald Trump. Dos, exhibirlo a Miguel Pichetto junto a Cristian Ritondo, Rodrigo de Loredo y otros caciques de bloques amigables de Diputados, en la Casa Rosada junto a Guillermo Francos. La tercera, una imagen de Francos junto a Victoria Villarruel.

De las tres fotos, el gobierno logró una sola, la de Villarruel. Cuando del bloque de Encuentro Federal le reprocharon al gobierno por qué no habían aceptado ir a la Cámara Baja, pero sí al Senado, le respondieron: queríamos la foto con Villarruel para remediar las inquinas. ¿Y las otras dos fotos? Se las voy a deber.

La ausencia de imágenes con el nuevo presidente de los EE.UU. renueva la pregunta sobre los tres viejos enigmas de vida pública argentina: 1) a dónde van a morir los pajaritos; 2) quién se queda con las chicas más lindas; 3) dónde está la foto de Milei con Trump.

Costó tanto acercarse a las galas de Washington que bien pudo rendir algún testimonio visual. Macedonio Fernández hubiera dicho: faltaron tantas fotos de Milei con Trump, que una más y no entraban. De esos sombrerazos lo único que hubo fue una discretísima conversación telefónica entre Trump y… Mauricio Macri.

Macri junta la Mesa Federal

La batalla en CABA entre el gobierno nacional y el de los Macri es el escenario de todas las escaramuzas. Justifica que este lunes Mauricio haga una aparición en la Capital. Interrumpe su estadía en Cumelén para encabezar este lunes una reunión de la mesa federal del PRO y repasar las condiciones que le pueden permitir un armado de alianzas a la carta en distintos distritos.

Esa mesa se integró el año pasado, y ha trabajado en silencio para imaginar en qué lugares el PRO tiene que pelearse con La Libertad Avanza, en donde no, y en este caso en qué condiciones.

La integran encargados regionales: Jorge Triaca (región Cuyo), Humberto Schiavoni (NEA), Sebastián García de Luca (Centro), Francisco Quintana (NOA), Guillermo Dietrich (logística en todo el país).

Las provincias que gobierna el PRO – CABA, Chubut, Entre Ríos – están a cargo de sus gobernadores. El interés central está en CABA, adonde Jorge Macri tiene cerrado un acuerdo discreto con el peronismo local que conducen Juan Manuel Olmos (presidente del Congreso) y Mariano Recalde (presidente del Consejo).

Consiste en que el peronismo apoyará la suspensión de las PASO en la ciudad recién después de que el Congreso Nacional apruebe ese proyecto en la Cámara de Diputados.

En este acuerdo el PRO nacional tiene que lograr la media sanción en el Congreso y, solo después de eso, el PJ de la CABA dará los votos para lo mismo. Esa suspensión dispara el adelantamiento de las elecciones locales al 11 de mayo.

Nadie sabe bien qué le conviene

El oficialismo y la oposición terminaron la semana convencidos de que no hay votos para derogar las PASO de manera definitiva, pero sí para suspenderlas. La razón es que ninguna de las fuerzas está convencida de si les conviene o no esa reforma.

Las fuerzas, además, están divididas sobre dónde pueden suspenderse y dónde no. Es algo que le pone más opacidad a las decisiones. La Libertad Avanza pide eliminación en el orden nacional, pero no la quiere en la Ciudad porque beneficia al PRO. El PRO tampoco las quiere en CABA, pero sí quiere sostenerlas en el orden nacional. Lo mismo ocurre en el peronismo.

La mitad del peronismo en las cámaras no las quiere y la otra mitad sí las quiere. Cristina de Kirchner ha confesado en sus conversaciones de la última semana que el sistema no le gusta pero que siendo hoy oposición puede no convenirles que en las legislativas nacionales, el peronismo en algunos distritos vaya a las urnas dividido.

Ha escuchado la opinión de, entre otros, Sergio Massa y Gerardo Zamora, que quieren derogarlas. La misma dualidad aparece en los otros bloques, como la UCR y Encuentro Federal. Pichetto está más cerca de derogarlas, y Ricardo López Murphy las cree útiles para resolver diferencias en partidos de la oposición.

El criterio general es que las PASO le convienen a los partidos que están en la oposición, con dificultades para la integración de frentes, pero no les convienen a partidos que están en el gobierno o que tienen caudillos con autoridad, que pueden ejercer la lapicera sin que nadie se queje.

PASO: salvar lo que sirve

El diputado Nicolás Massot, de Encuentro, ha desarrollado con más precisión la conveniencia de reformar las PASO en el debate del Congreso para salvar lo que puede convenir.

Por ejemplo, que sean voluntarias, que no rijan para cargos legislativos y sólo para los ejecutivos, o achatar los tiempos al máximo para que el proceso de PASO y generales se realice completo en un plazo máximo de 90 días. Esto es para evitar el calvario del pato rengo, cuando un gobierno pierde las PASO y su poder se derrumba hasta la asunción de los nuevos elegidos.

También hay que salvar el financiamiento de las elecciones – objeto de otro proyecto de reforma que ha ido al Congreso. Massot negocia con los demás bloques y algún silvestre del gobierno para convencerlos de que es la oportunidad para recordar cómo era el sistema antes de las PASO.

Por más defectuosas y caras que hayan sido, significaron el ocaso de las oligarquías partidarias que intoxicaron los partidos y los convirtieron, con excepciones como la UCR, en catedrales del autoritarismo interno.

La prisa que quiere imponer el gobierno y algunos partidos como el PRO y el PJ de CABA puede no dar tiempo a que esa reforma se incluya en el proyecto que apruebe el Congreso. Esa prisa puede justificar la suspensión, que es lo único que parece tener votos en este round.

Candidatos que sacan número

El adelantamiento porteño pone en bullicio a la Capital, el cuarto distrito de la Argentina en cantidad de votos. La pelea del gobierno local con el peronismo y la Libertad Avanza, que tiene el objetivo común de derrocarlos del poder que ejercen ya por casi 20 años, agita los espíritus y suma candidatos dispuestos a anotarse en esa kermesse.

Mauricio Macri admitió que va a jugar y lo imaginan como primero en una lista de candidatos a Senador Nacional. Los cantamañanas imaginan que le pueden poner a Patricia Bullrich enfrente en representación de Olivos.

Horacio Rodríguez Larreta imagina un papel en las listas de legisladores, al igual que Jorge Telerman. Pero Horacio también amasa la idea de confrontar con Macri a senador. Elisa Carrió no ha bajado la candidatura en Capital, a senadora o a diputada nacional.

Bloque bisagra: renuevan casi todos

El partido Encuentro lo tiene a Miguel Pichetto, que puede ser candidato a senador por Capital, pero también por Río Negro. Viste cualquier lista, con el seguro de que tiene dos mandatos más como diputado nacional. Tiene en esa función una gravitación central en el manejo de la Cámara de Diputados, quizás de un nivel más alto al que tuvo durante los 19 años que fue senador nacional del peronismo y con jefatura del bloque.

La noticia de la semana era que Guillermo Francos se había reunido con diputados – De Loredo, Ritondo – pero que Pichetto no había ido. Este ejerce un rol clave en el Congreso, pero varios de sus integrantes enfrentan este año la necesidad de renovar la banca.

En la provincia de Buenos Aires Encuentro tiene decidido ir con una lista con tres de sus estrellas, Emilio Monzó, Florencio Randazzo y Margarita Stolbizer.

En Córdoba tiene que renovar el secretario de la bancada Oscar Agost Carreño y el partido está atento a algún entendimiento con el cordobesismo de Juan Schiaretti y Martín Llaryora. Por ese distrito también renuevan Natalia de la Sota y Ignacio García Aresca.

Por Sante Fe termina la socialista Mónica Fein. Schiaretti recibió durante a la semana a la ex gobernadora de Río Negro Arabela Carrera. Esos enlaces amplían las especulaciones. Diego Bossio fue jefe campaña de Schiaretti en las última presidenciales y puede terminar en las listas de diputados nacionales de Encuentro en la Capital.

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